Juguetes de madera. Una excelente opción para regalar a los niños estas Navidades

Cualidades del juguete de madera

Estos son algunos de los beneficios de estos juguetes ecológicos para los niños y el medio ambiente:

• Potencian el desarrollo de habilidades como la imaginación o la habilidad manual. Invitan mucho más a participar de forma activa en el juego: manipulando las piezas de forma establecida en el caso de los encajables o puzzles, o de forma libre en el caso de los bloques de construcción.

• La experiencia sensorial con estos juguetes es única, al tener un tacto agradable y aroma característico que favorece la conexión del niño con su entorno más cercano y natural. El peso puede variar de un juguete a otro, pero suelen tener mayor peso que los de plástico.

• El origen natural y sostenible del material. Proviene de la naturaleza y puede reciclarse convirtiéndose en cualquier otro objeto de madera. Mayor comprensión sobre el origen del juguete y sobre la importancia del impacto que puede tener en la naturaleza.

• Mayor resistencia y durabilidad. Los juguetes de madera son más duraderos, resisten mejor a los golpes y roces. Esto hace más fácil que se hereden o que se puedan donar para darles una segunda vida y que otros niños los disfruten.



• El valor estético. Suelen tener un diseño mucho más cuidado, pero también más sencillo. Esto convierte a los niños en los principales protagonistas del juego y al juguete en un objeto que querrán tratar con mayor cuidado y cariño.

Muy útiles en la primera infancia

Los juguetes de madera son adecuados para cualquier etapa del niño, pero destacan sobre todo en la primera infancia, desde los 12 meses hasta los 3 años. 

En esta etapa, los niños necesitan juguetes que estimulen su percepción sensorial, manipulación y coordinación de movimientos.

Además de cubrir todas estas necesidades educativas, "si son de colores suaves aportan calma y les hacen más conscientes de sus actos".

Múltiples opciones de juego

Las posibilidades son numerosas. Entre ellas destaca el juego libre, donde la imaginación y la diversión son los protagonistas al no haber normas ni pautas.

Algunos ejemplos son los arcoíris de colores, el arcoíris ábaco, los bloques de construcción, los juegos de animales pop-up o juegos educativos con fichas y números.

Otra opción es el juego guiado, donde de forma sutil, y a través del acompañamiento de padres o educadores, se les orienta para explorar diferentes aspectos hasta alcanzar un objetivo.

Algunos ejemplos que propician esta opción son los puzzles, los laberintos, los juegos con piezas encajables, las cajas de herramientas, los relojes educativos, las bicis sin pedales, los juegos del martillo o los juegos de mesa clásicos como el parchís o la oca.

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